Foto de la Cárcel Concordataria de Zamora
Por El Diario.es y otros periódicos, publicaron ayer, día 5 de julio de2023,la muerte de Mariano Gamo, el Párroco comunista y luchador contra la dictadura franquista. Quiero hoy rendirle este homenaje en mi blog, recordando retazos de su vida ejemplar. Y digo homenaje, porque re-cordar, no es sólo traer a la mente su vida, sino volver de nuevo a traerla al corazón, a los sentimientos y al cariño. Mi amigo Manolo Collado y yo, recordamos así su trayectoria, junto con otros movimientos reivindicativos de curas y laicos, en nuestro libro titulado: Otra Iglesia es posible. La Iglesia popular española, reseñado abajo.
Mariano Gamo pertenece al grupo de sacerdotes que se opusieron a la represión, torturas y cárcel del movimiento obrero practicado por la dictadura franquista y que fueron represaliados por el famoso Tribunal de Orden Público (TOP) con multas y cárcel, ingresando muchos de ellos en la cárcel que el régimen franquista había destinado en exclusiva para los curas en Zamora, llamada por eso Cárcel concordataria, es decir, según el Concordato del 27 de agosto 1953, firmado entre el Vaticano de Pio XII y los emisarios de Franco, Alberto Martín Artajo y José Mª Castiella.
Sacerdotes que, a pesar de pertenecer a la estructura eclesiástica, no seguían las directrices de sus superiores, porque consideraban que eran contrarias al ejemplo de Jesús, que cuentan los Evangelios. La jerarquía de la Iglesia, no solo había declarado injustamente como una Cruzada al golpe de Estado promovido por los generales Sanjurjo, Mola, Franco etc., contra el gobierno legitimo de la II República, salido de las elecciones generales del 16 de febrero de 1936, sino que sostuvo posteriormente a ese régimen totalitario franquista, establecido a partir de 1940 hasta, más o menos, el Cardenal Tarancón, a cambio de que la Iglesia jerárquica volviese a recibir todos los privilegios que la República le había negado, estableciéndose estos privilegios en el Concordato referenciado de 1953. Entre ellos, el que la religión católica volviese a ser la religión estatal, con su calendario de días festivos, el matrimonio eclesiástico, los cementerios parroquiales, capellanes del ejército etc. Que el Estado volviese a pagar la asignación económica a la jerarquía de la Iglesia y la edificación de nuevos templos e Iglesias corriese también a cargo del Estado. Se entrega además a la jerarquía la competencia de la enseñanza de la Religión católica en los centros de enseñanza y se le garantiza el cumplimiento de la moral católica, en el ámbito publico, prohibiendo la blasfemia, los actos indecorosos etc. Privilegios, como se sabe, que permanecen aún hoy.
Este talante de Iglesia sometida al Estado por los privilegios recibidos y el nombramiento de los obispos como miembros de las Cortes, fue contestado en diversas Asambleas y cartas del clero, tanto de las parroquias de los suburbios como por los religiosos de muchos conventos. Además, este grupo de sacerdotes, párrocos y religiosos defendieron en sus homilías y prestaron sus parroquias e Iglesias al incipiente movimiento obrero, en la reivindicación de sus derechos de reunión, huelga y tablas salariares frente a la patronal, negadas por la dictadura. Gracias a ellos, el movimiento obrero pudo resistir la represión franquista.
Mariano Gamo fue uno de ellos, cuando llegó en 1963, según cuenta Luis de la Cruz, "a la parroquia de Nuestra Señora de la Montaña, en el
Polígono E del barrio de Moratalaz, uno de los barracones que poblaban
las barriadas de extrarradio en pleno momento de eclosión miserable, y
que en este caso daba servicio a un vecindario eminentemente obrero
compuesto, sobre todo, por trabajadores de empresa de construcción
Urbis". En el barracón de la Iglesia, apellidada "Casa del pueblo de Dios", no del cura, el P. Gamo acogía las reuniones de las incipientes CCOO, opuestas al Sindicato vertical, denunciaba la violencia policial contra las manifestaciones y huelgas de los trabajadores y pronunciaba duras criticas contra el estado de excepción, decretado por el Gobierno, el 24 de enero de 1969. Estas protestas le costaron ser juzgado por el TOP, en diciembre de 1969, tribunal que lo condenó a tres años de prisión y multas de 10.000 pts. Al negarse el P. Gamo a pagarlas, le recluyeron primero en el monasterio de El Paular, en Rascafría (Madrid), trasladándole después a la Cárcel de curas de Zamora, donde ya estaban un buen grupo de curas vascos, el sacerdote del El Ferrol Vicente Couce, el asturiano Carlos García, los catalanes Frances Botey y Lluis Mª Xirinacs. En el año 1974 ingresaría también en ella el exjesuita Francisco García Salve, dirigente de CCOO y del comité central del PCE.
Después de este movimiento contestatario de párrocos y sacerdotes, vendrían los grupos de Curas Obreros, como el jesuita P.Llanos, el franciscano José Antonio Casasola y muchos otros. Los Cristianos por el Socialismo, las Comunidades Cristianas de Base y las Comunidades Cristianas Populares. Todos estos movimientos de curas y laicos de la JOC, de la HOAC y VO, hombres y mujeres, dieron en este tiempo una imagen diferente de la Iglesia jerárquica, de la Iglesia rica y amiga de los ricos y del estado franquista, al ofrecer la realidad de un sacerdocio amigo del pueblo trabajador y de grupos de cristianos de la base del pueblo, que participaban en sus reivindicaciones por los derechos que la dictadura franquista no les reconocía, Iglesia que llamamos popular, del pueblo. Estos grupos de cristianos de la Iglesia popular, fueron el puente de unión entre la Iglesia y el mundo obrero y trabajador, que había dado la espalda a la Iglesia jerárquica, pero no a la Iglesia considerada como seguidora del judío Jesús, que se enfrentó con sus palabras al sistema judío-romano opresor de su tiempo y por eso le mataron.
Gustosos nos unimos, por tanto, al homenaje realizado por varios periódicos (elDiario.es: El País, Nueva Tribuna, Vida Nueva, Religión digital etc), al párroco comunista Mariano Gamo, deseando que descanse en la otra orilla de la Vida y su testimonio ejemplar se continúe entre nosotos.
