Termino hoy 3 de junio este post, que empecé el 21 de mayo y que otros asuntos me impidieron terminarlo. Y deseo publicarlo hoy, porque estimo que el tema es de la máxima importancia...-
Tratándose de Cofradías, siempre hay divergencia de opiniones. Para el ABC y otros media, la Magna Procesión tenida en Roma, el 17 del pasado mes de Mayo, ha sido un gran éxito, por la presencia y participación de las venerables y devotas imágenes de los países católicos del Sur: de Italia, Francia, España y Portugal. De España ha sido la representación más numerosa, pues además del Cachorro de Sevilla y la Esperanza de Málaga, participó también el Nazareno de León.
A juicio, no obstante, de otros medios, especialmente el Diario de Sevilla, ha tenido un éxito relativo. Para mi, sin embargo, puede hablarse de un fracaso, por varias razones: Ante todo, por la ausencia de una representación suficiente de la jerarquía católica, pues no participó ninguna alta autoridad del Vaticano, excepto Monseñor Salvatore Fisichela, pro prefecto del Dicasterio para la Evangelización, pese a que todo el Colegio Cardenalicio, que eligió al Papa, estaba aún en Roma. Podría pensarse que estas devotas procesiones son cosas de la piedad popular !!!... Por otra parte, el público romano asistente fue escaso y estuvo frío. Es natural: Roma no es Sevilla. Y el coste de 2'5 millones de euros, cuyo 80% fue sufragado con fondos públicos, fue excesivo, según el mismo diario.
A mi juicio, no le faltaba razón al Diario de Sevilla. Pero quiero añadir algo más. Deseo resaltar, que estas manifestaciones de culto externo: procesiones, peregrinaciones, romerías, etc., son restos del catolicismo mágico que hemos heredado de otros tiempos. Mágico, digo, porque se sigue creyendo, que el símbolo por sí mismo obra y trae la gracia del poder divino. Se sigue creyendo que, como la recepción de los Sacramentos. el paseo de las imágenes, el tocarlas, ir en romería o peregrinar a sus Santuarios, nos trae la gracia de Dios. Y no es así. Hay que recordar y dejar claro, que ni los Sacramentos, ni el venerar o pasear en procesión a las imágenes, tener espinas de la corona u otras reliquias de Jesús, de su Madre o los santos, obran la gracia de Dios por si mismas, a no ser que haya una participación de la persona, expresada en la fe personal. Las mediaciones humanas no obran la Gracia por si mismas, sino por la participación personal (no es "ex opere operato", sino " ex opere operantis", se decía en latín).
Es cierto que el instrumento creado por el ser humano, como la belleza del cante o el adorno de una imagen; un medio terrestre, como el agua, las piedras, el rito, algunos amuletos y ciertos lugares etc, pueden tener valor mágico. Serán mágicas o mágicos si les acompaña el sentimiento o la fe humana en ellos. En muchos casos, es posible valorar o contentarnos con este valor espiritual humano, como por ejemplo, en la contemplación de una bella imagen, como el Cachorro u otras de esta Magna Procesión de Roma, pero creo que, este medio humano, nos servirá de poco, si nos contentamos con la belleza de lo estético u otro valor humano, pero creo que no será verdaderamente humano, si nos impulsa a la pasividad o la resignación frente a la injusticia, la imposición etc. Y este aspecto de no resignación de valentía o liberación, nos lo dan, sin duda, diversas ideologías humanas, pero también nos lo dará la fe cristiana, al ser ésta, el seguimiento de un ajusticiado, a Jesús de Nazaret que murió por su inconformidad o rebeldía frente a los poderes religiosos y políticos de su tiempo.
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Antonio Moreno de la Fuente
Comunidades Cristinas de Base
